Los delitos alimentarios causan daños por un valor estimado de 40 mil millones de dólares cada año en todo el mundo, sin embargo, con el uso de la tecnología se podría combatir eficazmente esta problemática.
Fraudes alimentarios
- ¿Qué son?
- IA y blockchain: tecnologías emergentes
- La colaboración es clave
¿Qué son los fraudes alimentarios?
Una empresa criminal de miles de millones acecha entre los estantes de los supermercados. Los delitos alimentarios no sólo dañan nuestro bolsillo sino que también amenazan la salud pública. Incluye actividades como etiquetar mal un producto, sustituir un alimento o ingrediente por otra sustancia inferior e incluso intoxicación.
Esta es una preocupación mundial debido a la evolución de los delitos alimentarios. La complejidad de las cadenas de suministro de alimentos, la globalización de los mercados de alimentos y la falta de transparencia aumentan la vulnerabilidad del sector alimentario. Por lo tanto, es imperativo repensar cómo combatimos los delitos alimentarios mediante el uso de la tecnología.
Los delitos alimentarios causan daños por un valor estimado de 40 mil millones de dólares cada año en todo el mundo. La Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido define los delitos alimentarios como “fraude grave y delitos relacionados en las cadenas de suministro de alimentos”.
Si pensamos en los delitos alimentarios desde una perspectiva criminal con fines de lucro, podemos entender su doble papel como una forma para que los delincuentes generen dinero sucio que debe ser lavado y como un medio para lavar fondos ilícitos de otras actividades criminales.
La industria alimentaria es particularmente atractiva para los estafadores debido a su potencial para ser muy rentable . Los investigadores han descubierto dos enfoques principales adoptados por los estafadores en relación con productos de alta demanda .
En primer lugar, se centran en alimentos cotidianos como el agua embotellada o el aceite de oliva, porque involucran a una gran proporción de consumidores, lo que significa que pueden maximizar las ganancias. Por ejemplo, una investigación española e italiana en 2023 dio lugar a la incautación de 260.000 litros de aceite de oliva. Los investigadores descubrieron que el aceite de oliva etiquetado como ‘virgen’ o ‘virgen extra’ se había diluido con una variante de baja calidad.
Otro ejemplo fue el escándalo de carne en 2013 , cuando se descubrió que los productos cárnicos de toda Europa contenían carne de caballo, la cual es más de cuatro veces más barata de producir.
Alternativamente, algunos estafadores engañan a los ‘amantes de la gastronomía’ sin discernimiento para que paguen precios elevados por alimentos más baratos disfrazados de un producto superior (por ejemplo, trufas baratas disfrazadas de exóticas trufas italianas).
Desafortunadamente, nuestra comprensión de estos complejos delitos financieros suele ser limitada, lo que hace que la detección y prevención del fraude alimentario sea una tarea desafiante.
IA y blockchain: tecnologías emergentes
La Asociación de Examinadores de Fraude Certificados, un organismo internacional antifraude, descubrió que el 91% de las organizaciones a nivel mundial ha utilizado tecnología de análisis de datos en respuesta a los crecientes riesgos de delitos financieros. Esta tecnología es prometedora porque puede descubrir patrones ocultos en vastos conjuntos de datos, lo que conducirá a una mejor detección y prevención de delitos.
El aprendizaje automático, por ejemplo, puede analizar datos e identificar actividades sospechosas. También puede aprender y adaptarse a medida que haya nueva información disponible. En el contexto de los delitos alimentarios, esto podría implicar señalar lugares, personas o empresas particulares que podrían representar un riesgo.
La evidencia sobre este tema es limitada, por lo que creemos que es necesario realizar más investigaciones para analizar casos pasados de fraude alimentario. La identificación de temas y patrones recurrentes mediante el aprendizaje automático podría desarrollar un mejor modelo de detección que, combinado con la experiencia de reguladores, productores de alimentos, distribuidores y minoristas, podría ser una herramienta poderosa.
La industria alimentaria está atravesando un cambio potencial, y los investigadores sugieren que la tecnología blockchain podría permitir a los consumidores tomar mejores decisiones cuando compran alimentos. Blockchain es como un libro de contabilidad público seguro que no puede ser manipulado. Por lo tanto, esta tecnología ofrece la posibilidad de brindar a todos, desde las cadenas de supermercados hasta los consumidores individuales, la capacidad de rastrear el recorrido de sus alimentos hasta su origen, con facilidad y confianza. Imagínese poder tomar decisiones informadas en la tienda, sabiendo exactamente de dónde provienen sus alimentos.
En Australia, se espera que la implementación de la tecnología blockchain por parte de algunos productores en los últimos años ayude a abordar el problema multimillonario del fraude en alimentos y vinos . Un estudio reciente encontró que la seguridad de los datos de blockchain y la resistencia a la corrupción de datos eran características importantes que subyacen a su potencial para combatir el fraude alimentario.
La colaboración es clave
Si bien las nuevas tecnologías son prometedoras en la lucha contra los delitos alimentarios, existen obstáculos que superar. La implementación de blockchain en toda la cadena mundial de suministro de alimentos, por ejemplo, enfrenta desafíos que incluyen la falta de estándares internacionales y la dificultad para manejar cantidades masivas de datos. La tecnología blockchain también puede requerir tecnología adicional, lo que la hace costosa para los pequeños productores de alimentos.
En última instancia, la clave para combatir el fraude alimentario reside en la colaboración. Es necesario reunir a las fuerzas del orden, a los profesionales de la industria, a las organizaciones de todos los tamaños y a los académicos, cada uno con la supervisión ética adecuada por parte de sus instituciones.
Cualquier medida antifraude no debería dificultar sustancialmente la compra de alimentos para los consumidores. Si el proceso se vuelve demasiado engorroso, la gente podría encontrar formas de eludirlo, lo que puede crear nuevas vulnerabilidades en el sistema alimentario.
SOBRE EL AUTOR

Adrian Gepp es profesor de análisis de datos en Bangor Business School, Universidad de Bangor, Reino Unido, donde dirige los programas de pregrado y posgrado en Business Data Analytics. También es miembro del Centro de Análisis de Datos y de la Bond Business School de la Universidad Bond, Australia. En su investigación, utiliza modelos estadísticos avanzados y análisis de datos modernos para revelar conocimientos únicos sobre problemas de importancia económica y social.

Milind Tiwari es investigador y profesor de estudios sobre delitos financieros en la Escuela Australiana de Graduados en Vigilancia y Seguridad de la Universidad Charles Sturt. Tiene una amplia experiencia en investigaciones antilavado de dinero y el monitoreo de transacciones; además de que ha trabajado para grandes compañías como KPMG, EY y Deloitte, en India y Australia. Como académico e investigador sobre delitos financieros, el trabajo de Milind se centra en diversas facetas asociadas con el lavado de dinero, incluida su detección.