Casi la mitad del bitcoin existente en el mundo está en manos de personas que no las están utilizando como moneda de uso cotidiano sino como inversión a largo plazo. Esto puede complicar el impacto masivo de la criptoeconomía para el resto de la población menos favorecida y, a su vez, dificultar la inclusión financiera que este nuevo modelo económico ha planteado desde un principio.
- El 49% del total del bitcoin en el mundo está en manos de “Bitcoin Holders”
- Los “Bitcoin Holders” son inversionistas que no usan la moneda como divisa sino como inversión a largo plazo esperando que su valor aumente con el paso del tiempo.
- La falta de educación para el uso de las criptomonedas y el alto porcentaje que se encuentra hoy fuera de circulación en manos de los “Bitcoin Holders”, sólo dificultará la adopción masiva de la cripto economía y con ella, sus ventajas para las clases más desfavorecidas.
De acuerdo a Glassnode, el 49% del total del bitcoin en el mundo no ha cambiado de manos en los últimos dos años. Eso significa que 9.45 millones de Bitcoins, o el equivalente a $220 mil millones de dólares, sigue siendo “holdeado”; es decir, invertido por individuos y empresas en sus llaves con la esperanza de que su precio suba para aumentar ganancias, personas a las que conocemos como “Bitcoin Holders”.
Con estos datos, podemos formular las siguientes apreciaciones:
- Inversión a largo plazo: Casi el 50% del bitcoin en el mundo está en manos de “Bitcoin Holders”, porque no necesariamente lo han utilizado como “moneda” sino que han preferido dejarlo invertido a gastárselo.
- Bitcoin como método de pago: si extrapolamos datos y analizamos que solo hay, y habrá, 21 millones de Bitcoins disponibles en el mundo y solo el 50% está siendo utilizado como divisa, ¿Qué significa eso para los países que adopten la criptomoneda como moneda de curso legal?
Si solo hay un porcentaje de la población que utilice el BTC para compras diarias, intentando sustituir el dólar, euro, peso mexicano, colombiano o cualquier otra divisa tradicional para comprar un café en McDonald’s, como sucede en El Salvador, o una michelada, como pasa en un bar en la Ciudad de México, ¿hablamos de adopción masiva e inclusión financiera para los más necesitados?
- Adopción Masiva: asumamos que un gobierno lanza una iniciativa coherente para educar a su población con respecto al Bitcoin, lo cual aún no ha sucedido en ninguna parte del mundo, la adopción masiva en ese país beneficiaría grandemente a las ballenas, es decir, a los que tienen grandes cantidades de Bitcoin porque el uso del Bitcoin se proliferaría.
- Inclusión Financiera: siempre he abogado en favor de la libertad económica, el concepto que ayuda a la movilidad socioeconómica. El utilizar Bitcoin para esa vía no es la excepción. No obstante, si no hay educación, no habrá adopción masiva y por ende, la noción de crear inclusión financiera para los que se encuentran en desventaja, sólo será conceptual y no se llevará a la práctica.
- Ballenas e Influencers: está por demás inferir que la adopción, independientemente de si es como moneda de curso legal o para inversión, le conviene a todos aquellos “influencers” y “ballenas” que tienen mucho dinero invertido en la criptomoneda. Ellos abogan por el Bitcoin desesperadamente, eso lo vemos en las redes. Lo observamos en su búsqueda de aterrizar en estados donde exista la posibilidad de que el Bitcoin se utilice.
Si en realidad queremos un mundo que promueva la inclusión financiera y que utilice el Bitcoin como método de pago, las “ballenas” también deben de comenzar a utilizarlo así. ¿Pasará? La verdad, lo dudo.
No estoy argumentando el uso del Bitcoin como moneda de curso legal o como vehículo de inversión a largo plazo, sino más bien la importancia de poner atención a los actores principales en el ecosistema Bitcoin: ¿Quiénes son?, ¿Cuáles son sus metas y motivos para promocionar el Bitcoin? ¿Abogan por la inclusión financiera de los más necesitados o están más preocupados en satisfacer sus intereses económicos personales a largo plazo?
El gran intelectual, Balajis Srinivasan, conceptualiza que la edificación de Estados Conectados comprenderá la utilización del Bitcoin y, potencialmente, otras criptomonedas como métodos de pago. Sin embargo, el avance de una clase social a otra y la inclusión financiera de estos ciudadanos significan algo muy diferente.
La inclusión financiera para las clases sociales que han sido abusadas por el sistema monetario tradicional implica que, con el uso del Bitcoin, el pueblo podría tener acceso a incrementar sus ingresos, a ahorrar de manera estable, a invertir, a pagar menos impuestos, a tener más control sobre las decisiones de gastos públicos que sus gobiernos toman y a utilizar vehículos que les fueron negados en el pasado. De esta manera, una persona enclaustrada en la clase baja podrá escalar a la media y el de media, a media alta o alta.
Si estas normas no se cumplen, muy difícilmente crearemos un mundo donde los menos favorecidos puedan, en realidad, beneficiarse del Bitcoin y caeremos, una vez más, en la construcción de un nuevo sistema monetario, que solo beneficiará a las clases altas, al que tiene más inversión en Bitcoin y que por ende, no lo quiere utilizar como moneda de uso diario.