La historia del dinero

Tan cotidiano y tan importante, el dinero es una invención humana que ha trascendido siglos, civilizaciones e ideologías. Aquí te presentamos su fascinante historia.
La Historia del Dinero CryptoConexión

Las criptomonedas son el personaje más reciente en la historia del dinero. ¿Te gustaría conocer la saga completa? Aquí te la contamos.



¿Cómo surgió y evolucionó el dinero?

  • Antes de la aparición del dinero, el trueque fue un mecanismo popular para el intercambio de bienes y servicios.
  • En el reino de Lidia (hoy una región de Turquía) se acuñaron las primeras monedas (entre los años 680 y 560 a.C.).
  • En el esplendor del imperio romano se acuñó el denario, cuyo nombre derivó en un vocablo latino: dinero.
  • El dinero en papel surge en China en el siglo IX y los bancos aparecen en la Italia del siglo XIV.
  • En 1971 surge el dinero fiat.
  • El momento de la innovación: en 2009 sale al mercado bitcoin, la primera criptomoneda de la historia.


La historia del dinero

El dinero es la herramienta que dirige el mundo desde el comienzo de los tiempos. Pero como puedes imaginar la historia en torno al dinero es muy larga e interesante y ha marcado la evolución del mismo, llegando hasta el día de hoy con una economía donde ya se convive con las criptomonedas, que prometen quedarse para siempre.

Si bien da un poco de vértigo tan solo imaginar las diferencias entre la economía actual y aquella basada en sencillos mecanismos que permitieron a las primeras civilizaciones ponerse de acuerdo para fijar el valor de ciertos bienes básicos de subsistencia, como alimentos, u objetos útiles para las labores de los hogares, el cultivo, la cacería o la construcción; al mirar con cuidado tales orígenes nos percatamos que ciertos conceptos son tan poderosos que logran inspirar soluciones que desafían el paso del tiempo, te presentamos una breve historia del dinero. 

El trueque

Uno de esos conceptos fue el simple intercambio de cosas (bienes) y algunas labores (servicios) conocido como trueque. Algunos historiadores marcan su inicio en el periodo neolítico, justo después de la Edad de Piedra, entre 10.000 y 6.000 años a. C., cuando la agricultura y la ganadería empezaron a prevalecer sobre las comunidades nómadas, que eran principalmente cazadoras y recolectoras. 

Las personas realizaban su trabajo, generaban bienes, como el trigo o la sal, y los que no consumían los intercambiaban por otros. Muy pronto surgió la necesidad de un bien con el que se pudiera comerciar, que fuera duradero en el tiempo y divisible, lo que se llamaba "dinero mercancía". Se utilizaban como dinero mercancía algunos bienes que ya tenían valor por sí mismos, como la sal, el trigo, y otros productos agrícolas, que además se podían dividir, eran duraderos en el tiempo y fácilmente transportables. 

El poder de ese antiguo mecanismo radicaba en que se hacía SIN DINERO, debido a que este simplemente no existía. Es tan práctica la solución del trueque que hoy, luego de miles de años, de vez en cuando se vuelve a usar cuando suceden graves devaluaciones o crisis económicas, alta inflación o conflictos sociales que provocan que el dinero en uso pierda su valor. 

Por supuesto, no hay rosa sin espina y las limitaciones del trueque saltaron a la vista cuando las civilizaciones se hicieron más complejas, grandes, además de remotas unas de otras. La gente dependía de los rigores del clima para la producción y el traslado; siempre se corría el riesgo de que sus productos ya no fueran deseables por sus vecinos y, sobre todo, se volvió cada vez más complicado asignar un valor de intercambio a bienes tan distintos. 



Llegaron las monedas

Llegamos al hito de la historia del dinero. En su forma más rudimentaria los metales preciosos fueron bienes con los cuales se pudo negociar, pues también eran divisibles y muy duraderos. Sabemos de registros que indican que cierto tipo de lingotes fueron usados por primera vez como método de cambio alrededor de 2500 a. C., en la región de Mesopotamia, en Medio Oriente. 

Pero donde se acuñaron las primeras monedas, incluso antes que en China o India, fue en el antiguo reino de Lidia, entre los años 680 y 560 a.C., ubicado en una región de la actual Turquía, que mantenía relaciones con griegos y persas. Ya no eran pesados lingotes sino fragmentos de metal precioso (electro, una aleación de oro, plata) con un sello, los cuales eran ligeros, garantizaban cierta pureza del material y un peso identificable y diferenciado –a mayor peso, mayor valor. 

Este gran invento de los lidios pasó a Grecia y con la paulatina expansión del comercio, se transmitió a Roma y de ahí a toda Europa y parte de Asia. Fue durante el esplendor romano que se acuñó el denario, en el 268 a. C., moneda especial para nosotros en tanto dio lugar a un conocido vocablo latino: “dinero”. 

El papel moneda y los bancos

El dinero en papel nació en China en el siglo IX, pero hasta poco antes del Renacimiento no se popularizó su uso en Europa. El peso y la pureza de las monedas comenzaba a ser un problema, y se empezaron a buscar alternativas más prácticas, nacería el dinero papel. Los ciudadanos encontraron en los bancos el lugar donde confiar este dinero papel. Estos emitían certificados de propiedad que los dueños de los metales preciosos usaban, en efecto, como dinero. 

Resultó que esos guardianes del oro y plata se dieron cuenta de que pocos propietarios solían reclamar con frecuencia la devolución de sus piezas valiosas de metal, así que los orfebres decidieron emitir certificados sin contar con respaldo completo de metálico o algún otro tipo de mercancía. Era una cosa muy fraudulenta. 

La gente empezó a sospechar de la honradez de los orfebres, desconfianza que llevó al desarrollo de los bancos en Italia en el siglo XIV, y a estas nacientes instituciones se les encomendaron las reservas de cobre, plata y oro. Los banqueros se esparcieron por toda Europa y para el siglo XVII, en Países Bajos y en Inglaterra algunos ya tenían bastante influencia. Ese poder, sin embargo, hizo que eventualmente algunos bancos en manos privadas cayeran en excesos y cometieran el mismo viejo error de los orfebres mencionado antes.

Los bancos centrales

Los Estados nacionales tomaron nota y actuaron ante tal problemática y crearon los bancos centrales. Necesitaban un mayor control y además, era inevitable contar con una opción diferente al “patrón oro”, como se le llamó al concepto basado en la cantidad y valor del metal precioso. Se gestaba ya otro tipo de dinero. 

Estos bancos se encargarían de emitir moneda y custodiar reservas de oro y plata en sus arcas. Después se le añadirían otras funciones a los bancos centrales, las mismas que perviven hasta la fecha, como generar políticas anticíclicas en épocas de inflación o recesión.



El dinero “confiable”

La Primera Guerra Mundial, que inició en 1914, obligó a los países involucrados a imprimir más dinero, incluso sin estar respaldado por oro. Pero no fue hasta 1971 cuando el "dinero mercancía", el basado en metales valiosos, cedió gran parte de su lugar al dinero “fiat” (palabra que proviene de latín “hágase”), donde la seguridad en la fuerza del Estado que emite ese dinero en papel o monedas permite hacer pagos, cobros y muchas más transacciones. Su valor se basa en la confianza que los ciudadanos depositan en él.

El dólar estadounidense se erigió como referencia mundial del dinero fiat, y dio lugar a que incluso hoy todas las demás monedas nacionales o “divisas”, se cotejen con él en forma de tipo o paridad cambiaria. 

La tecnología y las finanzas

En los años 60 y 70 del siglo XX se empezó a hablar de las Financial Technologies o Fintech, soluciones financieras basadas en las Tecnologías de la información y la comunicación (las TIC).  

En estos años se realizaron grandes avances en este campo. Se creó la World Wide Web, ¡internet! Se estableció la National Association of Securities Dealers Automated Quotation (Nasdaq), bolsa de valores que alberga a empresas de electrónica, telecomunicaciones, informática y campos afines y se creó en Bélgica la Sociedad de Telecomunicaciones Interbancarias Mundiales (su acrónimo en inglés es SWIFT). 

A partir de aquí todo ha ido muy rápido y nos ha llevado a donde nos encontramos ahora, frente a una nueva revolución financiera, el ecosistema cripto, que busca, como objetivo generalizado, huir de la centralización de los bancos. Aunque se intentó con anterioridad, no fue hasta 2009 cuando se lanzó al mercado la primera criptomoneda que todos conocemos hoy, bitcoin, el comienzo de la nueva economía.

Si quieres saber más acerca de la historia del dinero y su futuro te recomendamos esta charla TED de Neha Narula, Directora de la Iniciativa de Moneda Digital del MIT Media Lab.



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