Plataformas de información en línea, chats, redes sociales, blogs, trabajo remoto, blockchain, activos digitales, metaverso, comunidades educativas… La evolución de Internet forma parte indiscutible de nuestras vidas pero aún muchos de nosotros nos preguntamos ¿cómo pasamos de ser simples consumidores de información en línea, a protagonistas irrebatibles de esta revolución digital?
La llegada de internet ha cambiado la forma en que nos comunicamos e interactuamos.
Desde la Web1 a la Web3, los avances han sido constantes y los usuarios nos hemos ido adaptando.
Este nuevo ecosistema descentralizado tiene mucho potencial en aplicaciones cotidianas y en este momento, vivimos la gran oportunidad para explorarlo y protagonizar el cambio.
Antes de leer esta columna, detente a pensar por un momento ¿cuántas veces has usado internet en lo que va de la jornada? ¿Con qué fines lo has utilizado? ¿Cuántas de tus acciones del día de hoy necesitaron de la red? Te desafío aún más: ¿cuántas horas piensas que has pasado la última semana o el último mes, usando internet para muchas de las tareas de tu día a día? De hecho, si lo piensas, no estarías leyendo este artículo si no fuera por la existencia de internet.
La realidad es que desde su creación, la comunidad de internet jamás detuvo su crecimiento llegando a alcanzar, según las últimas mediciones de 2023, cerca de 5.160 millones de usuarios, lo que representa al 64,4% de la población mundial.
Pero no sólo su creciente cantidad de seguidores es lo maravilloso, sino que la evolución y la transformación de la red de redes, a través de los años, es lo que la hace un fascinante objeto de estudio.
Como mencionamos al principio de este artículo, internet logró convertirse en una herramienta “necesaria” en la vida de muchas personas. Hemos sido testigos de una evolución increíble en la forma en que interactuamos con la información y con las demás personas del mundo a través de internet. Desde la Web 1.0 hasta la Web 3.0, internet cambió vertiginosamente la forma en que vivimos nuestras vidas y sin dudas lo seguirá haciendo.
Nos enfrentamos a la disyuntiva de animarse a acompañar este desarrollo o quedar rezagados.
Subirse al tren de la evolución
¿Internet evoluciona al ritmo de las necesidades de las personas o los usuarios debemos evolucionar al vertiginoso ritmo de internet? Esta interrogante puede ser centro de extensos debates, pero donde debemos poner el foco en realidad es en entender cómo podemos utilizar la evolución de internet a nuestro favor.
Si hacemos un poco de historia, recordaremos el impacto que generó en las sociedades el nacimiento de la Web 1.0, también conocida como la web estática, un entorno donde la mayoría de los sitios web se centraban en la presentación de información unidireccional.
Justo cuando nos acostumbrábamos a tener la información que quisiéramos al alcance de nuestras manos y creíamos que ya nada podía superar esta evolución, hacía su debut la Web 2.0, más conocida como la web social. Pasamos de ser netos consumidores de información a ser protagonistas activos en el desarrollo de la gran red.
La información comenzó a viajar en todas las direcciones, los sitios web se convirtieron en plataformas interactivas y colaborativas, con usuarios que podían compartir información, colaborar en proyectos y conectar con otros usuarios. Las redes sociales, como Facebook, Twitter, LinkedIn e Instagram, llegaron para romper con todos los esquemas conocidos y esto permitió que los usuarios tuviéramos una mayor participación y control en la creación y distribución de contenidos.
Según la información del Informe Global Digital Trends elaborado por MeltWater y We Are Social, a enero de 2023 el número total de usuarios de plataformas sociales en el planeta es superior a 4.760 millones de personas.
Éramos parte activa de la evolución… protagonistas indiscutibles ¿Se podía esperar algo mejor?
La era de la descentralización
¡Claro que sí, había más camino por recorrer!
Con el foco puesto en la integración de la inteligencia artificial y la descentralización, la Web 3 llegó para enseñarnos que aún había un sinfín de oportunidades por explorar, cambiando radicalmente la forma en que interactuamos en línea, con un esquema flexible y democrático. En esta esfera la descentralización es la norma en lugar de la excepción.
Esta nueva era de internet trae consigo otros horizontes no sólo para la vida online de los usuarios, sino que para sus finanzas, emprendimientos, negocios y, por qué no, para encaminarse hacia la preciada independencia financiera.
En este escenario, Bitcoin abrió las puertas a un nuevo ecosistema en el que descentralizar dinero online y permitir operaciones persona a persona (P2P) sin intermediarios, se convirtió en “EL” método.
De aquí en adelante todo fue un camino de ida, y con la creación Ethereum se empezaron a correr los contratos inteligentes: programas que automatizan ciertas acciones, sin participación humana, dando lugar a las aplicaciones descentralizadas o DApps.
Las DApps permiten a los usuarios interactuar directamente entre sí, sin la necesidad de intermediarios, mientras que los contratos inteligentes permiten la creación de acuerdos seguros y confiables entre dos partes sin la necesidad de un tercero.
La red mutó una vez más y nos demostró que la necesidad de los usuarios mueve la brújula de la evolución. Blockchain nació por la necesidad de los usuarios de tener un mayor control sobre sus datos personales y su identidad en línea. Además, esta tecnología permitió la creación de sistemas de votación seguros y transparentes, lo que puede tener un impacto significativo en la democracia y la gobernanza en línea. Y tiene aún un sinnúmero de aplicaciones posibles que la hacen todavía más interesante.
Protagonistas en lugar de espectadores
La Web3 crece y avanza a través de las organizaciones autónomas descentralizadas (DAO), integradas por usuarios que se unen para crearlas y dirigirlas. En este nuevo ecosistema digital no existen los CEOs, sino que todos los usuarios participan de la evolución, la educación y el crecimiento.
No perdamos de vista que la tecnología blockchain es una base de datos distribuida que permite a los usuarios compartir información y realizar transacciones de forma segura y transparente sin la necesidad de intermediarios. En síntesis, los usuarios somos los verdaderos protagonistas.
En conclusión, el avance de la web ha sido una verdadera montaña rusa en los últimos años y ha llevado a un cambio de paradigmas en la forma en que interactuamos en línea.
Desde la Web1 hasta la Web3 vivimos inmersos en una revolución tecnológica que, sin dudas, forma parte de nuestro día a día y que no podemos dejar pasar porque definitivamente continuará.
Inicié este artículo preguntándote ¿cuánto usas internet en tu vida?, pero creo que ya no es lo que verdaderamente importa. La pregunta trascendente ahora es ¿qué te detiene para lanzarte de lleno a entender la Web3 y descubrir los beneficios que tiene para ofrecerte?
Día Mundial de Internet
- El 17 de mayo se celebra el Día Mundial de Internet en gran parte del mundo, promovido por la Asociación de Usuarios de Internet e Internet Society.
- El Día Mundial de Internet se celebró por primera vez el 25 de octubre de 2005, con un notable éxito de participación.
- Poco tiempo después, la Cumbre de la Sociedad de la Información celebrada en Túnez en noviembre de 2005, decidió proponer a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la designación del 17 de mayo como el Día Mundial de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información, trasladando el Día Mundial de Internet a dicha fecha.
- Internet no fue creado en una sola fecha, sino que fue desarrollado a lo largo de varias décadas por científicos y programadores de todo el mundo. Sin embargo, se considera que la primera conexión de lo que se podría considerar la "semilla" de internet fue establecida el 29 de octubre de 1969, cuando se envió el primer mensaje entre dos computadoras conectadas a través de una red de computadoras conocida como ARPANET. Esta red fue desarrollada por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos con el objetivo de compartir información y recursos entre sus científicos e investigadores.
Sobre el autor
Sabrina Santopinto es periodista especializada en capacitación y diseño de estrategias de comunicación. Cuenta con más de 15 años de experiencia y relacionamiento con periodistas y medios de Latinoamérica. Se especializa en media training para CEOs y líderes de compañías y desarrolla estrategias de comunicación para empresas de distintas áreas de expertise.
