Aunque en 2012 se registraron los primeros precedentes para la creación de los tokens no fungibles, tuvieron que pasar casi 10 años (y una pandemia) para que se popularizara el consumo de este tipo de activos y se desarrollaran nuevos casos de uso.
En este artículo, aprendemos sobre:
¿Qué son los NFTs?
Colored coinsTokens de colores, el antecedente de los NFTs
Quantum, el primer NFT registrado
El nacimiento de los NFTs en Ethereum
Jugar para ganar con NFTs
Pepe the frog se sube a Bitcoin
De punks, gatos y algo másLa revolución y fiebre por los NFTs
¿Qué son los NFTs?
NFT es el acrónimo de Non Fungible Token, que en español se traduce como token no fungible o, en palabras más fáciles de entender, un activo digital único. Como seguramente recordarás, en el ecosistema cripto el token es la representación digital de un activo, cuyo valor y uso está convenido por una organización, grupo o comunidad, y puede hacer referencia tanto a activos fungibles como no fungibles.
Entre las principales características de los NFTs destaca que se tratan de tokens únicos, que no se pueden dividir en unidades inferiores o intercambiar en equivalencia, ni tampoco se pueden copiar o replicar. Esto significa que cada NFT posee un código de identificación con datos registrados en una blockchain (que no se pueden eliminar o alterar), por lo cual nunca encontrarás dos NFTs que sean exactamente iguales o que tengan el mismo valor; y aunque no se pueden intercambiar entre sí, sí es posible comprarlos o venderlos utilizando criptomonedas como medio de pago.
La mayoría de los NFTs están registrados en la cadena de bloques Ethereum, aunque también se pueden acuñar en otras blockchains como TRON, EOS, Tezos y Solana.
En la actualidad es posible tokenizar cualquier tipo de activo físico (como bienes raíces, automóviles, obras de arte) o contenidos digitales (como imágenes, videos, música), y los NFTs son utilizados como certificados de autenticidad y propiedad. También se emplean como una nueva forma de vivir el coleccionismo en prácticamente cualquier industria: arte, deportes, moda e incluso en los videojuegos, donde son populares para personalizar a los avatares o para adquirir objetos que mejoren o amplíen la experiencia de los usuarios. Aunque menos conocido, los tokens no fungibles también se usan para eficientar la logística y dar seguimiento a las cadenas de suministro.
Colored coins, el antecedente de los NFTs
Alrededor de 2012 se registraron los primeros antecedentes de NFTs en la blockchain de Bitcoin, con las llamadas Colored Coins. Se trató de un mecanismo impulsado por la entonces naciente comunidad de Bitcoin, para representar digitalmente activos físicos como propiedades, obras de arte o acciones; también para gestionar servicios y suscripciones; así como en forma de cupón o como un medio de pago rápido y seguro (independiente de la criptomoneda).
Cabe mencionar que las Colored Coins no son otra cosa que pequeñas fracciones de bitcoin que son “coloreadas” o codificadas con metadatos con base en los atributos y funcionalidades acordados por la comunidad.
Estos tokens especiales –que podían intercambiarse y almacenarse mediante nodos y monederos adaptados– sirvieron para que los desarrolladores comenzaran a explorar nuevos usos y aplicaciones de la tecnología blockchain; sin embargo las limitaciones de escalabilidad de Bitcoin, así como el funcionamiento basado en el consenso total de los participantes, fueron un obstáculo para aumentar su adopción.
Pese a ello, esta posibilidad de poder tokenizar e intercambiar de forma descentralizada activos del mundo real, sentó las bases para el nacimiento y evolución de los NFTs.
Quantum, el primer NFT registrado
En 2014, los artistas Jennifer y Kevin McCoy crearon Quantum, una pieza digital animada con la forma de un octágono; sin embargo, al momento de querer venderla se dieron cuenta de que no contaban con un mecanismo para certificar que se trataba de una obra original de su autoría.
Como entonces no había una forma de comprobar la procedencia del arte digital, Kevin se dio a la tarea de buscar el medio ideal para lograrlo y, junto al empresario Anil Dash, empezó a explorar la idea de utilizar la tecnología blockchain.
Por la complejidad de Bitcoin y debido a que Ethereum tenía muy poco de haberse lanzado, el artista y el empresario tecnológico optaron por la cadena de bloques Namecoin, donde Quantum fue acuñado como un “gráfico monetizado”, que después fue vendido por McCoy a Dash en USD$4.
De esta forma, el video se convirtió en el primer token no fungible asociado a una obra de arte digital, con la capacidad de registrar y rastrear el historial de origen y propiedad.
Un dato curioso, es que ante el auge que tomaron los NFTs en 2021 –y debido a que los derechos de propiedad en Namecoin debían renovarse cada 250 días–, Kevin McCoy decidió explotar mediáticamente la historia de Quantum y conservarlo en un nuevo token que fue acuñado en Ethereum el 28 de mayo de 2021, para después ser subastado por casi $1,5 millones de dólares por Sotheby’s.
El nacimiento de los NFTs en Ethereum
En octubre de 2015, a sólo unos meses del lanzamiento de Ethereum, la comunidad de desarrolladores de esta cadena de bloques anunció el surgimiento de Etheria, un mundo virtual en el que los jugadores podían adquirir mosaicos hexagonales, como si se tratara de terrenos, para construir y cultivar en ellos.
Presentada durante la DEVCON1 (la primera conferencia de Ethereum realizada en Londres) como el primer proyecto de NFTs, Etheria estaba compuesta por 457 piezas o mosaicos que se pusieron a la venta en un ETH cada uno, además de 632 mosaicos de océano no disponibles para compra; sin embargo no logró captar la atención en el ecosistema descentralizado sino hasta seis años después, cuando la fiebre por los NFTs motivó a los coleccionistas a buscar y adquirir los tokens de mayor antigüedad.
Jugar para ganar con NFTs
Mucho antes de que los estándares de Ethereum facilitaran la creación de NFTs, se dieron algunos intentos basados en Bitcoin, como ocurrió en 2014 con Counterparty, una plataforma que permitía la creación de activos tokenizados, desde coleccionables digitales o tokens, hasta artículos físicos.
Fundada por Robert Dermody, Adam Krellenstein y Evan Wagner, Counterparty permitía a sus usuarios acuñar, comprar y vender activos digitales únicos.
Uno de sus primeros proyectos exitosos fue Spells of Genesis (desarrollado por EverdreamSoft), una combinación entre los juegos de cartas coleccionables y los videojuegos de estrategia, en el que los participantes tenían acceso a activos para usarlos, intercambiarlos o venderlos; además de que podían recibir recompensas o adquirir cartas especiales, y toda la economía del juego funcionaba alrededor de bitcoin.
Las primeras tarjetas coleccionables de blockchain (FDCARD) salieron en 2015 y el set completo con el juego vio la luz hasta 2016, lo que convirtió a Spells of Genesis en el primer videojuego móvil play to earn (jugar para ganar, en español) basado en blockchain.
Pepe the frog se sube a Bitcoin
Sin duda una de los mayores aciertos de Counterparty fue la incursión de Pepe the Frog, el meme, en formato NFT.
A finales de 2016, la imagen de Pepe quedó plasmada en las tarjetas de Nakamoto (en alusión a Satoshi Nakamoto), Gox Euphoria (en referencia a uno de los exchanges más populares del momento) y Shitcoin (por las criptomonedas que no tienen un valor o propósito), mismas que se acuñaron en la blockchain de Bitcoin.
Sin que nadie lo anticipara, esto marcó un punto de quiebre y atrajo a coleccionistas, diseñadores y usuarios del ecosistema cripto ansiosos por crear y adquirir nuevas cartas, dando inicio a un fenómeno en torno a los Rare Pepes, pero también marcando el inicio de los NFTs como industria.
De punks, gatos y algo más
El concepto de NFT comenzó a tomar relevancia a partir de la propuesta del ERC-721, un token creado en la red de Ethereum bajo los estándares de sus contratos inteligentes que permitía registrar y diferenciar activos únicos.
Sin embargo, poco antes de este estándar, los tecnólogos John Watkinson y Matt Hall, de Larva Labs, empezaron a experimentar e idearon un generador de imágenes algorítmico con el cual crearon 10.000 avatares punk de 24 x 24 pixeles y 8 bits, almacenados en la cadena de bloques Ethereum.
La colección de CryptoPunks se lanzó a mediados de 2017 y cualquier persona que tuviera una cartera de Ethereum podía reclamarlos sin ningún costo. Tras agotarse, los punks han cambiado de dueño a través de la compraventa entre usuarios y mediante subastas millonarias, de tal forma que en la actualidad son considerados como uno de los proyectos iniciadores del arte digital en NFT.
Cada punk cuenta con una página de perfil en la que se muestran sus atributos e historial de propiedad y venta.
Los personajes se distinguen entre hombre y mujer, o por atributos particulares como zombies, extraterrestres o monos, y particularidades como tipo de peinado, color y corte de cabello, estilo de sombrero o color de labial, por mencionar algunas.
Un par de meses después, las latinas Beatriz Ramos y Yehudit Mam rompieron paradigmas en el mundo del arte digital con el lanzamiento de DADA.art, una plataforma para la creación de obras colaborativas que atrajo la atención de artistas de todo el mundo.
En la búsqueda de una forma de financiamiento, más allá de los recursos de sus fundadoras o del apoyo de inversionistas que veían el potencial y crecimiento de la comunidad, con el lanzamiento de la colección “Creeps & Weirdos” Beatriz y Yehudit incorporaron el pago automático de regalías para los creadores –por la venta original y posteriores, de cada pieza–, gracias al código en contratos inteligentes (smart contracts), una innovación nunca antes vista en el universo del arte y la primera en las series de NFTs.
A finales del mismo año, los usuarios y promotores de la cadena de bloques, e incluso algunos escépticos, se entusiasmaron con el juego en línea alojado en Ethereum CryptoKitties, dando pie al uso popularizado de las criptomonedas y las blockchains.
En esta plataforma, las personas comenzaron a coleccionar, criar, vender y comprar gatitos virtuales. Cada gato es un token no fungible, con características “genéticas” y rasgos únicos que pueden transmitir a su descendencia, lo cual capturó el interés de muchos coleccionistas y entusiastas de las criptomonedas, especialmente de los CryptoKitties de la primer camada o la generación cero, que se limitó a 50.000 imágenes, las cuales se acuñaron y terminaron de liberar hacia 2019.
Asimismo, el juego introdujo el concepto de la criptoeconomía, donde los jugadores podían ganar dinero real comprando, criando y vendiendo gatitos.
Lo que inició como un proyecto experimental, se convirtió en un fenómeno global que contribuyó al uso masivo de los NFTs, y estableció un precedente para el desarrollo de aplicaciones descentralizadas (DApps) y juegos basados en blockchain.
Mientras que en 2017 se dieron a conocer poco más de 20 propuestas relevantes para el uso y creación de NFTs, para 2018 el potencial en el entorno descentralizado estalló y se desarrollaron alrededor de 60 iniciativas en Ethereum, entre las que destacan Decentraland, SuperRare, CryptoArte, Axie Infinity y MLB Champions, entre otros, como lo resumió en esta imagen el usuario de Twitter LeonidasNFT.
La revolución y fiebre por los NFTs
Sin duda, uno de los eventos que desencadenó un aumento considerable en el uso y la popularización de los NFTs fue la pandemia de Covid-19 que inició al cierre de 2019. A medida que las restricciones de movilidad se intensificaban, las actividades artísticas y culturales se trasladaron al ámbito digital, de tal forma que los artistas encontraron en los NFTs una manera de exhibir, vender y monetizar su arte sin necesidad de galerías físicas o eventos presenciales.
Además, las personas que se mantenían confinadas en sus hogares también empezaron a buscar nuevas formas de entretenimiento y para generar ingresos, por lo que los tokens no fungibles se volvieron una opción atractiva para experimentar, crear o invertir en el ecosistema cripto, a través del mercado emergente de los activos digitales únicos.
Poco a poco, la popularidad de estos tokens se extendió más allá de la comunidad descentralizada y capturó la atención de otras industrias como la mercadotecnia, la publicidad, la música y los deportes, que vieron el potencial económico de los NFTs. Debido al furor e interés que despertaron, incluso en 2021 el término NFT fue declarado como la palabra del año, de acuerdo con el diccionario británico Collins.
Algunos de los tokens no fungibles que han pasado a la historia son:
- Everydays: The First 5000 Days: se trata de una colección compuesta por 5.000 imágenes digitales diarias creadas por el artista Michael Joseph Winkelmann, mejor conocido como Beeple. La obra se vendió en una subasta por 69 millones de dólares en marzo de 2021.
- The First Tweet: en marzo de 2021, Jack Dorsey, entonces CEO de Twitter, vendió como NFT el primer tweet publicado en la red social por 2,9 millones de dólares.
- World Wide Web: el científico británico creador de la World Wide Web (WWW) subastó una representación visual del código fuente original de la web como un NFT, el cual se vendió por 5,4 millones de dólares.
- Bored Ape Yacht Club (BAYC): es una serie de 10.000 figuras de simios con gestos de aburrición, creados por un algoritmo aleatorio, con base a prediseños. Algunos famosos como Tom Brady, Madonna, Justin Bieber, Jimmy Fallon y Snoop Dogg se encantaron con estos personajes que han sido comercializados en miles y hasta millones de dólares.
- When You See Yourself: Kings of Leon se convirtió en la primera banda de rock en adoptar la tecnología blockchain para lanzar su álbum en forma de NFT. Los tokens llamados NFT Yourself ofrecían experiencias adicionales como material audiovisual exclusivo, asientos VIP para futuros conciertos y un disco vinilo de edición limitada.
Al igual que ocurre en la economía descentralizada, el desarrollo y evolución de los NFTs sigue su curso y cada día se exploran nuevos usos y aplicaciones que van más allá de los coleccionables, por ejemplo en la industria del entretenimiento y los servicios turísticos, para otorgar acceso a contenidos exclusivos o recompensas o para financiar proyectos.
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