Blockchain: prueba de fuego para la política con transparencia

Hace algunos años sufrí una experiencia que me cambió la vida. Después de mi divorcio, mis finanzas personales cambiaron radicalmente. Es lógico saber que después de gozar de dos entradas de ingresos en casa, ahora me quedaba con una. No lidié solo con la depresión, la ansiedad y el impacto emocional, sino que tuve que darle un giro a mi relación con el dinero para poder salir adelante. Pero fue lo mejor que me pudo suceder.

En ese momento, tenía un empleo, es decir, un salario. Rápidamente me di cuenta que debía comenzar a compenetrarme más con mis finanzas para que el dinero me alcanzara. Como pude, empecé a hacer un presupuesto mensual, regresé a la universidad para cursar una maestría y me enfoqué en un camino que me acercara más al futuro. Para mí, eso fue la tecnología y el emprendimiento.

Como latinoamericanos, no siempre hablamos de dinero. Es un tema tabú. Nos da vergüenza. No obstante, gravitamos alrededor del dinero todos los días. 

Después de muchos aciertos, la empresa para la cual trabajaba me convirtió en socia y, en el camino, lancé otros emprendimientos. Construí una red de bonanza económica que me ayudó a amortiguar mi estabilidad y la de mi hija en los años posteriores a mi separación. Pero lo más importante fue el crear la capacidad de identificar nuevas tendencias tecnológicas que me facilitaran la gestación de más ingresos. Comencé a frecuentar CNN para compartir datos sobre tecnología y finanzas, y poco a poco me posicioné como experta en varios temas. 

Mi pasantía en las finanzas fue por necesidad – y es algo que siempre le agradeceré al universo. 

Por eso cuando leí el White Paper sobre Bitcoin hace muchos años, me di cuenta que estábamos ante algo muy potente. A pesar de que invertí en bitcoin en 2014, lo que más me llamó la atención fue el potencial de la blockchain como instrumento para revolucionar el mundo en la misma manera que internet lo hizo a principios de los 90s. 

Bitcoin y el resto de las criptomonedas son solo algunos de los muchos productos y resultados de la tecnología blockchain. 

Para nuestros gobiernos, donde la corrupción está tan enraizada como cualquier mal endémico, la transparencia que la blockchain pueda proporcionar debería ser una bendición. Todo aquel funcionario público que desee mostrar transparencia de datos y abrir sus libros contables para rendir cuentas de manera responsable con sus ciudadanos, optará por incorporar la blockchain en su gestión. 

Esta tecnología no solo es juiciosa y exacta con respecto a la procedencia en una cadena de suministro, sino que también revolucionará todas las industrias que conocemos hasta ahora. Por eso no es de asombrarse que uno de los primeros cambios que observamos es con respecto al dinero. Las criptomonedas, independientemente a cuál se apoye, cambiarán la manera en que el instrumento monetario que llamamos dinero sea intercambiado, transmitido y valorizado. 

Solo en Estados Unidos hay 46 millones de personas que utilizan cripto. En las economías precarias, donde la divisa nacional ha sufrido una devaluación incremental y ha provocado inflación, el uso de las criptomonedas tiene mucho sentido. Vemos un claro ejemplo de ello en Argentina y Venezuela. Estamos frente a la creación de un nuevo sistema monetario internacional, el cual aún carece de definición, pero es obvio que el antiguo ha sido alterado para siempre. 

Independientemente de lo que suceda con la regulación de las cripto augurada por muchos gobiernos, la gente, especialmente los millennials y centennials seguirán utilizando cripto. Y a pesar del lanzamiento de las CBDCs -o Monedas Digitales de Bancos Centrales- como muralla masiva para contrarrestar el uso de las criptomonedas, éstas sobrevivirán. 

En los próximos años, veremos una proliferación de más educación con respecto a la blockchain y las criptomonedas no solo de parte de instituciones académicas, sino también de municipalidades y gobiernos federales. 

Ya hemos visto cómo muchas universidades como Harvard, UCLA y otras en Latinoamérica han encauzado esfuerzos para ofrecer este tipo de currículum. Este fenómeno de las cripto también ha abierto la puerta, una muy grande, a la Web3. Las empresas han identificado rápidamente nuevas líneas de negocio en el metaverso y el mundo virtual, el cual, nadie podrá detener, y este mismo ha resultado apetecible para el consumidor. En otras palabras, estamos también presenciando la creación de una subeconomía gestada por la cadena de bloques.

Lo interesante será observar qué otro país adoptará bitcoin u otra criptomoneda como divisa de curso legal, tal y como lo hizo El Salvador y la República Centroafricana. Pero aún más importante y revelador será analizar qué funcionario público o mandatario decide adoptar la blockchain en todos sus procesos para así justificar la transparencia en su rendición de cuentas. 

*Nacida en San Salvador, El Salvador, Mónica es empresaria, consultora de finanzas personales y ex colaboradora de Fintech en CNN en Español. Es la exdirectora de Tecnología e Innovación de Negocios para InvestSV en el Gobierno de El Salvador. Ha trabajado en varios roles en la industria de los negocios y el mercadeo con compañías Fortune 500 incluyendo a IBM. Como conferencista internacional, se enfoca en incentivar a la mujer a desarrollarse en carreras STEM para minimizar la brecha salarial, visión que también difunde a través de su blog sobre dinero y tecnología: www.monicataher.com. Actualmente es accionista y vicepresidenta para RocketFuel, una empresa global de pagos en cripto.