El arte y su transformación en NFTs

Mucho se habla del impacto de los NFTs en el mundo del arte, ¿todo lo que se dice es cierto o hay mucho entusiasmo desbordado? Aquí tres visiones sobre el tema.

Hablar de la historia del arte es hablar de la historia de la humanidad. En los diferentes movimientos artísticos es posible identificar materiales, técnicas y temas que marcan una época. 

Así como la arquitectura de las primeras civilizaciones define a la Edad Antigua, y el paso del Romanticismo al Surrealismo y otras formas de arte conceptual delimitan la evolución del arte contemporáneo, en la actualidad la tecnología y la digitalización están cambiando el rumbo de la creatividad artística.

En el proceso de esta transformación, la digitalización y el uso de internet han impactado en la forma en cómo se consume el arte y hoy es posible disfrutar de eventos teatrales y musicales en forma no presencial, recorrer museos virtuales o hasta conocer y adquirir obras de artistas poco conocidos que están en el otro lado del mundo.

De la misma forma, el surgimiento de blockchain, el crecimiento de la economía descentralizada y el metaverso abren la oportunidad a nuevas formas de creación y comercialización en esta industria a través de los NFTs. 

En tal contexto podríamos decir que un NFT, más allá de cualquier otra definición, es un formato alternativo para obras de manifestaciones artísticas como la danza, el cine, la literatura, la música, la arquitectura, la pintura o el dibujo.

¿Todos los NFTs son obras de arte o piezas coleccionables?

Basados en contratos inteligentes, los tokens no fungibles tienen múltiples aplicaciones, por ejemplo para la venta de boletos de avión o entradas a espectáculos deportivos y conciertos; también sirven para rastrear y dar seguimiento a productos en las cadenas de logística; como avatares en videojuegos o para acreditar una propiedad (virtual o física) entre otros usos.  Por lo tanto, no cualquier NFT puede considerarse como una pieza artística o de colección. 

Sin embargo, la valuación que han alcanzado algunas colecciones y la euforia por poseer este tipo de activos digitales –misma que inició en 2021, cuando el acrónimo de Non Fungible Token fue seleccionado como la palabra del año en inglés por el diccionario británico Collins– han impulsado la incursión de muchos artistas a este universo, e incluso grandes marcas como Nike, McDonald’s o Gucci también lo hicieron como parte de sus estrategias de mercadotecnia.  

A la par, esta situación causó que los NFTs, para cientos de personas, se convirtieran en la puerta de entrada al ecosistema cripto, además de que hubo muchos que se aventuraron a experimentar y mintear todo tipo de elementos digitales con la ilusión de convertirse en creadores y vender sus piezas.

Como ocurre con el arte tradicional, el valor de un NFT depende de una combinación de factores, tales como: la trayectoria o reconocimiento del artista, la originalidad, la rareza de la pieza (por ejemplo, si se trata de una edición limitada o única), si está vinculado a un activo o bien físico, e incluso el nivel de interés que genera entre los coleccionistas o personalidades que forman parte de una comunidad digital.

El cruce entre el mercado tradicional del arte y la economía descentralizada ha generado un debate: ¿los NFTs realmente deben ser considerados obras de arte? ¿O solo son certificados autenticados en una cadena de bloques de piezas digitales únicas?

Más allá de estas ideas, lo cierto es que los tokens no fungibles ofrecen nuevas oportunidades de ingreso para los creadores no solo al momento de que alguien les compra  directamente una de sus obras, sino a través de ventas subsecuentes, ya que la blockchain les permite recibir un porcentaje de las ganancias que se generen.

¿Cómo pasar del arte físico a los NFTs?

Ante la creciente popularidad de los NFTs probablemente te estés preguntando cómo se logra hacer la transición del arte físico a un activo digital. Buenas noticias: te presentamos la historia y las recomendaciones de tres criptoartistas colombianos que encontraron en blockchain una nueva herramienta para expresarse y llevar sus obras a audiencias sin límites. Son experiencias de primera mano -además latinoamericanas- que te pueden ayudar mucho.

SoyFira

A sus 27 años Camila Fierro, mejor conocida en el entorno cripto como Fira o SoyFira (su nombre de usuario en redes), se presenta orgullosamente como la primera criptoartista de Colombia, luego de que el 15 de marzo de 2021 vendiera un NFT de su autoría, titulado "Beso Estrellado" por 0.3 ethers (ETH).

Su primera expresión artística fue con la fotografía, seguida por el bordado, hasta llegar al dibujo, bajo la técnica de un solo trazo, con creaciones que iniciaban en papel para ser escaneadas e intervenidas digitalmente hasta concluir en un archivo en formato JPG, lo que la llevó a buscar la forma de validar cada una de sus obras. 

“Lo que me motivó era entender que el arte refleja lo que pasa en la sociedad; y lo que estaba pasando con la pandemia es que la tecnología se volvió una necesidad para el ser humano, no una herramienta”, menciona Fira. “Entonces, como artista digital dije: necesito entrar acá (en la criptoeconomía), como que por fin mi arte digital tendrá un valor, va a tener un certificado de autenticidad en internet”.

Aunque al inicio no entendía la diferencia entre Bitcoin y bitcoin (la blockchain y la divisa cripto), para la joven artista el desconocimiento no fue obstáculo, por lo que invita a otras personas a salir de la rutina y saciar la curiosidad del ecosistema descentralizado.

“No es que tengas que pagar una inscripción en la mejor universidad del mundo para poder entrar; porque todo está en internet y depende de cada persona qué tanto quiera nerdear y qué tanto quiera hacer”, asegura.

Durante 2022, Fira fue reconocida por la revista Elle, de Reino Unido, como una de las mujeres detrás del auge global de los NFTs; durante la cuarta conferencia anual NFT NYC, su autorretrato “NFT Queen” se exhibió en las pantallas de Time Square; en julio tuvo a su cargo el diseño de los NFTs que se entregaron a las mejores jugadoras de la Copa América Femenina; también fue la única criptoartista latinoamericana seleccionada para exponer una de sus obras en la casa de subastas Christie’s, en Nueva York; además de haber sido incluida en la lista de los 50 creativos colombianos del año de Forbes Colombia.

Convencida de que la tecnología puede transformar vidas, Fira participó en la primera venta de NFTs de One Young World para apoyar a mujeres jóvenes que trabajan en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM). “Yo soy mujer y desafortunadamente el machismo todavía está presente en Latinoamérica, entonces qué lindo es ayudar a que las mujeres ganen su plata (dinero), tengan sus cosas y sean sus propias sugar mommies”, comenta la colombiana.

Norella Magdaniels

A diferencia de la mayoría de las personas, Norella Magdaniels no está a gusto en la comodidad. De hecho cuando tiene esta sensación busca sacudirse, arriesgarse y experimentar. Fue así que, hace casi dos años, se inició en el mundo del criptoarte.

“Todo este tiempo ha sido de mucho aprendizaje. Yo creo que los cambios o las transformaciones siempre generan caos y crisis, porque al comienzo no entendía nada, pero eso me llevó a crecer. Eso te permite saber, como artista, realmente quién eres, y cuando lo sabes puedes dárselo a conocer a los demás”, señala la joven originaria de Barranquilla, Colombia.

Sus trazos son suaves, con cuerpos infantiles, llenos de colores pastel. Su objetivo es crear obras cargadas de mensajes que le ayuden a tender puentes y conectarse con el público, antes solo a través del papel y hoy con ayuda de blockchain, pero siempre -asegura- siguiendo la técnica de la honestidad.

“Cuando ves (las obras) puedes pensar ‘ay, ¡qué lindo!’, pero si te quedas un momento más, te das cuenta que hay un mensaje detrás, que hay heridas que sanaron con esa obra. Esa es mi intención con el arte, que las metáforas que utilizo puedan ayudarnos, porque todos, de alguna forma, tenemos heridas”, relata la joven de 22 años que también usa tonos pastel en su cabello.

Si bien la tokenización le ha permitido darse a conocer en otras partes del mundo, Norella no se aleja del arte tradicional. Al momento de una venta, sus coleccionistas no solo adquieren un token no fungible para resguardar en sus wallets, sino que también reciben en casa una obra física pintada a mano que ella entrega personalmente o, en caso de no poder hacerlo, un video donde explica el proceso de creación de la pieza.

“Para mí es muy humano todo, si no está la emoción ¿para qué hacerlo? No digo que para todos los artistas es igual, pero en mi caso es así. Las conexiones humanas son las más valiosas y la tecnología permite que estas sean aún más grandes”, dice la diseñadora gráfica de formación.

También invita a creadores de otras disciplinas, como la música o la danza, a vencer el miedo y aprovechar las posibilidades que ofrece blockchain, “por mucho tiempo (los artistas) hemos estado acostumbrados a que alguien nos intermedie con las personas o con las marcas, y esta tecnología permite que tú te apropies de tu arte y tú lo encamines para  conectar con las personas directamente”.

Dice que está llegando a un momento de confort, por lo que busca incomodarse para enfrentar nuevos retos. “Estoy en ese punto en que no tengo idea de qué va a pasar, pero ese punto es bueno, hay que enamorarse del no saber”. 

Saint MG

Aunque han pasado casi dos años, Saint MG aún recuerda con sorpresa su debut como criptoartista y la venta de su primer NFT el mismo día en que fue lanzado, a diferencia de su paso por las galerías de Medellín, Colombia, donde tuvo que esperar alrededor de ocho meses para darle salida a una de sus obras físicas.

“Que se haya vendido en menos de 24 horas fue una locura, porque además me habló el comprador y resultó que era una persona en África y yo dije ¡en qué momento, desde este punto, alguien me iba a coleccionar siendo del extranjero!”.  

Sus creaciones están basadas en piezas representativas del Renacimiento, Barroco y Rococó, sobre las cuales incorpora elementos de arte urbano y cultura pop (con ayuda de programas digitales de edición y fotomanipulación), que dan como resultado obras con un nuevo significado e historia.

Entre sus coleccionistas se encuentran el rapero Snoop Dogg, el empresario estadounidense Jeremy Fall y la inversionista colombiana Clementina Giraldo.

Para él, el principal obstáculo que enfrentan los creativos para incursionar en el universo de los tokens no fungibles consiste en entender el trasfondo y cómo una imagen que está en la blockchain, que tiene como tal un registro NFT, puede tener el mismo valor que una obra física que está en una galería.

“Hay que procesarlo poco a poco y, al mismo tiempo, irse instruyendo, porque también debemos educar a los coleccionistas o a las personas que estén interesadas en nuestras obras, para hacerles entender que no solamente están comprando una imagen, sino que están comprando arte, único, con un certificado que está en la blockchain”, explica el creador colombiano.

El medellinense opina que actualmente en Latinoamérica se vive un momento de crecimiento en el entorno cripto, particularmente con los NFTs, lo cual se refleja en el interés de múltiples empresas y organizaciones, por lo que invitó a artistas de toda la región a mostrar su talento con ayuda de la tecnología.

“(Blockchain) te da flexibilidad porque no te tienes que apegar a un estudio, al menos en mi caso que trabajo únicamente con una computadora. Otra ventaja es la conexión con el mundo y con las personas como tal, ya que a mí me ha coleccionado gente de Italia, Dubai, México, ¡el alcance no tiene límites! y no necesariamente tienen que dejar de lado su arte análogo”, apunta Saint MG.